El 4 de febrero de 2007, el Diario español El País, publicó en su suplemento semanal (dominical),un precioso reportaje, texto de Pilar Bonet y fotografías de Jonás Bendiksen (de National Geographic), que os recomiendo busquéis, bajo el título " Los agujeros negros de la URSS" y cuyo texto comenzaba así: "Enquistados en el tiempo y en el conflicto, cuatro territorios de la antigua Unión Soviética se enfrentan a un presente de supervivencia y a un futuro incierto. EPS ha realizado un viaje por estos Estados no reconocidos que buscan salir del olvido. Así es el día a día en estos satélites sin rumbo."
Encontrar el reportaje completo con palabras e imágenes merece la pena.
Encontrar el reportaje completo con palabras e imágenes merece la pena.
El reportaje se refería a El Alto Karabaj, Osetia del Sur, Abjazia y Transdniéster y estaba compuesto por palabras e imágenes de extraordinaria calidad en todos los sentidos, también en el humano, por ello, no puede evitar contestar agradecida y emocionada mediante una carta dirigida al periódico, que fue publicada en El País Semanal (suplemento dominical), en fecha 18 de marzo de 2007, bajo el nombre de "Otros mundos lejanos" y que os acompaño íntegra, ya que en entonces por razones de espacio el Diario suprimió una pequeña parte, y con el título que yo le dí a la misiva:
SOBRE LOS AGUJEROS NEGROS DE LA URSS. CON OTRO TALANTE.
¡Que belleza de reportaje bajo el título “Los agujeros negros de la URSS” !. Y es que en los tiempos que corren, esas fotografías y ese texto en perfecta simbiosis tienen algo de mágico tan solo por la humanidad casi onírica que desprenden, porque lejos de la frialdad de las cifras solas o de la información helada que se nos transmite día a día sobre los conflictos o asuntos de diversas índoles, estas páginas sencillas recargan la emoción acercándonos a la ternura de los gestos cotidianos de otras gentes, a los lugares comunes del alma. Estas imágenes y palabras perfectamente ensambladas, contagian solidaridad al aproximarnos a los problemas diarios de personas que viven lejos, en diferentes climas y paisajes, en distintas condiciones o no tan distintas, pero bajo los mismos gestos… una partida de dominó en una estación de ferrocarril abandonada a la sombra del paro, una anciana que camina encorvada más arropada de soledad que de abrigo, un transporte abarrotado de frío y tristeza que madruga hacía el trabajo mal pagado, un campo de flores salpicado de mariposas, ajena su primavera con aire de cuento de hadas a los restos oxidados tanto de sueños espaciales, como de seres humanos que se buscan la vida entre la herrumbre para sobrevivir aquí en la tierra, sin ir más lejos. Y, una queja sobre la carestía de la calefacción y sobre lo exiguo de las pensiones de jubilación rozando la frontera con el hambre. Este reportaje nos sumerge dulcemente en otras vidas y en la comprensión de que realmente no hay nada nuevo bajo el sol, y nos entibia el corazón al mostrar que aquí o allá, las personas alimentan de lo mismo sus cuerpos y sus almas, tienen las mismas necesidades y dolores, sueñan en esencia lo mismo, y tan elemental razón casi olvidada remueve la conciencia y la solidaridad, y al menos a mi me reconcilia con el mundo y con sus habitantes. Me arranca una sonrisa de simpatía y una mirada reposada, un renovado interés por los otros, un rumor profundo en la sangre que susurra que compartimos las mismas vulnerabilidades y problemáticas. Y, sobretodo, me hace sentir una esperanza de que no todo esté perdido, cuando todavía hay profesionales con esta hermosa mirada que nos transmiten calidez y respeto con su visión del mundo, que nos hacen ver que no estamos íntimamente solos, que a todos nos afecta lo mismo, contribuyendo así a borrar todo tipo de superfluas diferencias y de líneas siempre imaginarias que pretenden separarnos. En fin, un reportaje que enamora y es buen germen para la complicidad de cuantos poblamos la tierra, pese al fascinante y colorido mosaico de variedades inocuas que componemos.
Enhorabuena.
Fdo. Marta Menoyo Urquiza (Madrid)
¡Que belleza de reportaje bajo el título “Los agujeros negros de la URSS” !. Y es que en los tiempos que corren, esas fotografías y ese texto en perfecta simbiosis tienen algo de mágico tan solo por la humanidad casi onírica que desprenden, porque lejos de la frialdad de las cifras solas o de la información helada que se nos transmite día a día sobre los conflictos o asuntos de diversas índoles, estas páginas sencillas recargan la emoción acercándonos a la ternura de los gestos cotidianos de otras gentes, a los lugares comunes del alma. Estas imágenes y palabras perfectamente ensambladas, contagian solidaridad al aproximarnos a los problemas diarios de personas que viven lejos, en diferentes climas y paisajes, en distintas condiciones o no tan distintas, pero bajo los mismos gestos… una partida de dominó en una estación de ferrocarril abandonada a la sombra del paro, una anciana que camina encorvada más arropada de soledad que de abrigo, un transporte abarrotado de frío y tristeza que madruga hacía el trabajo mal pagado, un campo de flores salpicado de mariposas, ajena su primavera con aire de cuento de hadas a los restos oxidados tanto de sueños espaciales, como de seres humanos que se buscan la vida entre la herrumbre para sobrevivir aquí en la tierra, sin ir más lejos. Y, una queja sobre la carestía de la calefacción y sobre lo exiguo de las pensiones de jubilación rozando la frontera con el hambre. Este reportaje nos sumerge dulcemente en otras vidas y en la comprensión de que realmente no hay nada nuevo bajo el sol, y nos entibia el corazón al mostrar que aquí o allá, las personas alimentan de lo mismo sus cuerpos y sus almas, tienen las mismas necesidades y dolores, sueñan en esencia lo mismo, y tan elemental razón casi olvidada remueve la conciencia y la solidaridad, y al menos a mi me reconcilia con el mundo y con sus habitantes. Me arranca una sonrisa de simpatía y una mirada reposada, un renovado interés por los otros, un rumor profundo en la sangre que susurra que compartimos las mismas vulnerabilidades y problemáticas. Y, sobretodo, me hace sentir una esperanza de que no todo esté perdido, cuando todavía hay profesionales con esta hermosa mirada que nos transmiten calidez y respeto con su visión del mundo, que nos hacen ver que no estamos íntimamente solos, que a todos nos afecta lo mismo, contribuyendo así a borrar todo tipo de superfluas diferencias y de líneas siempre imaginarias que pretenden separarnos. En fin, un reportaje que enamora y es buen germen para la complicidad de cuantos poblamos la tierra, pese al fascinante y colorido mosaico de variedades inocuas que componemos.
Enhorabuena.
Fdo. Marta Menoyo Urquiza (Madrid)
LARA`S THEME from Dr. ZHIVAGO. Music and Pictures of Russia.
AGUJEROS IGUAL DE NEGROS. INTERESANTE VIDEO
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