



































París. Mirada Vegetal
Descubrir la fórmula magistral con la que la hermosa ciudad se perfuma, la esencia con la que cubre de frescas caricias la piel, el secreto del aire fragante con que envuelve los paseos creando adicción, la pócima con la que seduce y apasiona sin remedio.
Alquimia para el encantamiento, mezclar en un crisol:
Sombra generosa de sus árboles milenarios
Derroche de silencio y soledad de las veredas de sus hermosos bosques
Derroche de silencio y soledad de las veredas de sus hermosos bosques
Gotas de rocío de sus jardines escondidos
Briznas de jugosa y brillante hierba de sus mullidas y frecuentes alfombras verdes
Briznas de jugosa y brillante hierba de sus mullidas y frecuentes alfombras verdes
Una de cada variedad de sus flores de colores intensos y formas alucinantes robadas a los sueños
Plantas viajadas desde junglas tropicales, delicadas y salvajes a partes iguales
Plantas viajadas desde junglas tropicales, delicadas y salvajes a partes iguales
Un manojo de diferentes y bellísimos nenúfares
Un recuerdo de sus amplios parques a los pies de algún palacio abandonado
Un recuerdo de sus amplios parques a los pies de algún palacio abandonado
Pétalos de primavera y crujientes hojas de otoño
Un ramillete de flores recién cortadas por un amante lascivo y alguna arrancada de las que penden en los "comercios de viejo"
Algún fruto extraño y prohibido que emerja de los estanques
Un toque de madera oscura, de troncos gigantes y retorcidos, con una pizca de tierra mojada con lágrimas de lluvia
Las alas de dos mariposas escapadas de sendos cuentos de hadas
Una ráfaga de aroma y sabor de hortalizas que se exhiben sin pudor en los puestos callejeros
Algunas especias exóticas de bazares orientales y olorosas arenas de desiertos inquietantes
Unas letras resbaladas de un trozo de papel polvoriento y amarillo, fugado de un anaquel de libros para el olvido, en el tiempo detenidos
Y, el aliento de una gárgola de las que custodian claustros indescifrables en herméticas iglesias, junto a seres mitológicos y arcángeles de enigmática presencia.
Un ramillete de flores recién cortadas por un amante lascivo y alguna arrancada de las que penden en los "comercios de viejo"
Algún fruto extraño y prohibido que emerja de los estanques
Un toque de madera oscura, de troncos gigantes y retorcidos, con una pizca de tierra mojada con lágrimas de lluvia
Las alas de dos mariposas escapadas de sendos cuentos de hadas
Una ráfaga de aroma y sabor de hortalizas que se exhiben sin pudor en los puestos callejeros
Algunas especias exóticas de bazares orientales y olorosas arenas de desiertos inquietantes
Unas letras resbaladas de un trozo de papel polvoriento y amarillo, fugado de un anaquel de libros para el olvido, en el tiempo detenidos
Y, el aliento de una gárgola de las que custodian claustros indescifrables en herméticas iglesias, junto a seres mitológicos y arcángeles de enigmática presencia.
Todo unido por el agua del Sena y su rumor, reposado bajo nubes fantásticas y luz sin mácula, sometida luego la mixtura al proceso de la transparencia que todo lo ondula.
Así el hechizo se decanta y se desvela el misterio con el que esta urbe de cristal, de irrealidad embriaga...
Texto y fotos de Marta Menoyo Urquiza. El texto y las fotos junto a otras están publicados en la revista digital Ómnibus, nº6 , año II, noviembre 2005 y en el nº23, año V, noviembre 2008, número éste especial aniversario al iniciar el quinto año de singladura, que contiene los artículos, reportajes fotogáficos, etc... más leídos y visitados desde la creación de la revista.
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ResponderEliminarMARTA, me encantan tus fotos,, a ver cuando coincidimos para intercambiar "cromos",,
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